5 Spanish Cheeses You Need to Try

5 Quesos Españoles Que Debes Probar

por Guillermo Pabon Garcia en May 16, 2024

España es conocida por su rica tradición quesera, ofreciendo una amplia variedad de sabores y texturas. Este artículo explora cinco quesos españoles esenciales: Manchego, Cabrales, Tetilla, Idiazabal y Mahón, junto con un queso adicional, el Queso con Romero. Cada sección profundiza en los orígenes, procesos de producción, perfiles de sabor y sugerencias de maridaje de estos quesos icónicos. Descubra qué hace que estos quesos sean únicos y queridos en toda España y más allá.

Queso Manchego: El Queso Más Famoso de España

El queso manchego se destaca entre la rica tradición quesera de España, conocido por su sabor distintivo y sus profundas raíces culturales.

Origen e Historia

El queso manchego proviene de la región de La Mancha en España, una tierra conocida por sus molinos de viento y sus vastos paisajes representados en "Don Quijote" de Cervantes. Con una historia que se remonta a siglos, el manchego ha sido parte integral de la gastronomía y la cultura española. Se elabora con leche de oveja manchega, que ha sido criada específicamente en esta zona por su rica y sabrosa leche.

Los registros históricos indican que el queso manchego se producía ya en la Edad del Bronce, lo que destaca su importancia de larga data en la región. Los métodos tradicionales se han conservado y transmitido de generación en generación, lo que garantiza que el queso mantenga sus características auténticas.

Proceso de producción

La producción manchega sigue estrictas directrices para preservar su denominación de origen (DOP), que garantiza calidad y autenticidad. El proceso comienza con la recogida de leche de alta calidad de oveja manchega.

Producción paso a paso

  • Recogida de leche: Únicamente se utiliza leche de oveja manchega. Debe estar crudo y sin pasteurizar en el caso de las variedades tradicionales.
  • Coagulación: La leche se calienta y se añade un cuajo natural para inducir la coagulación.
  • Corte de cuajada: La cuajada se corta en trozos pequeños para separar el suero.
  • Prensado y moldeado: La cuajada se coloca en un molde cilíndrico y se prensa para eliminar el exceso de suero, lo que le da al manchego su textura única.
  • Salado: El queso se sala frotándolo con sal seca o sumergiéndolo en una solución de salmuera.
  • Envejecimiento: Manchego tiene una crianza mínima de 30 días y hasta dos años. El proceso de envejecimiento se produce en condiciones específicas que regulan la humedad y la temperatura.

Perfil de sabor y textura

El queso manchego es famoso por su textura cremosa pero firme, a menudo descrita como mantecosa con pequeñas bolsas de aire distribuidas por todas partes. A medida que envejece, el queso se vuelve más duro y quebradizo. El sabor varía con la edad:

  • Manchego joven (fresco): con una crianza de solo 30 días, tiene un sabor suave y cremoso con un toque picante.
  • Semi-Curado: Envejecido entre 3 y 6 meses, ofrece un sabor ligeramente más fuerte con matices de nuez y una cremosidad más pronunciada.
  • Curado: Envejecido durante más de 6 meses, Manchego Curado tiene un sabor rico e intenso con una textura firme y quebradiza, que ofrece notas de caramelo y hierba.
  • Viejo: Envejecida durante un año o más, esta variedad es la más intensa, con un perfil de sabor intenso a nuez y una textura seca y quebradiza.

Sugerencias de maridaje

La versatilidad del manchego le permite combinar excepcionalmente bien con una amplia gama de alimentos y bebidas. Aquí te dejamos algunas sugerencias de maridaje para potenciar su sabor:

  • Vino: los vinos tintos atrevidos como Tempranillo o Rioja complementan el sabor robusto del manchego, mientras que un vino blanco fresco y seco proporciona un contraste refrescante.
  • Acompañamientos: Sirve Manchego con aceitunas españolas, almendras y jamón serrano para vivir una experiencia de tapas tradicional.
  • Frutas: los higos frescos, las uvas y la pasta de membrillo (membrillo) realzan las notas dulces y de nuez del queso.
  • Pan: combínalo con rebanadas de baguette crujientes o pan rústico rociado con aceite de oliva.

Estas combinaciones elevan la experiencia de degustación, resaltando las cualidades únicas del queso manchego.

Cabrales: El Queso Azul de Asturias

Cabrales es un queso azul de Asturias de gran sabor, conocido por su carácter robusto y sus métodos de producción tradicionales.

Origen e Historia

Cabrales se produce en la región de Asturias, en el norte de España, desde hace siglos. Esta región, caracterizada por sus exuberantes paisajes y escarpadas montañas, proporciona el entorno perfecto para el pastoreo de animales cuya leche se utiliza en la elaboración del queso.

Históricamente, Cabrales se elaboraba en pequeñas granjas familiares repartidas por toda la región. El queso debe su sabor distintivo y características únicas a los métodos tradicionales transmitidos de generación en generación. El propio nombre "Cabrales" deriva de un pequeño pueblo de la zona, que se ha convertido en sinónimo de este extraordinario queso azul.

Proceso de producción

La producción de queso Cabrales es un proceso complejo que comienza con la recolección de leche cruda de vacas, cabras y ovejas locales, a menudo mezcladas. Esta mezcla de tipos de leche contribuye significativamente al complejo perfil de sabor del queso.

Después de la coagulación y el corte de la cuajada, el queso se escurre y se le da forma en moldes. Lo más destacable de la elaboración de Cabrales es su proceso de crianza. Tradicionalmente, los quesos se envejecen en cuevas naturales de piedra caliza que se encuentran en los Picos de Europa. Estas cuevas presentan una constante alta humedad y baja temperatura, condiciones ideales para el desarrollo de las vetas azules que caracterizan a Cabrales.

El proceso de maduración dura entre dos y seis meses. Durante este tiempo, el queso se voltea y se limpia para asegurar un desarrollo uniforme. El resultado es un rico queso con vetas azules, una textura cremosa y un sabor fuerte.

Perfil de sabor y textura

Cabrales es conocido por su sabor intenso y picante, que puede llegar a ser bastante picante. Su sabor atrevido proviene de los cultivos de moho que se desarrollan durante el proceso de envejecimiento en las cuevas. El queso tiene un sabor fuerte, algo ácido, con un ligero matiz terroso.

En cuanto a textura, Cabrales es cremoso pero firme. La pasta es densa con una consistencia suave y mantecosa que se vuelve más cremosa a medida que alcanza temperatura ambiente. Las características vetas azules proporcionan una apariencia jaspeada distintiva.

Sugerencias de maridaje

  • Vinos: Cabrales marida exquisitamente con vinos dulces, que equilibran sus intensos sabores. Excelentes opciones incluyen el Jerez español o un rico oporto. Los vinos tintos robustos como el Rioja también pueden complementar su fuerte carácter.

  • Frutas: Las notas picantes y picantes de Cabrales combinan maravillosamente con frutas como peras, manzanas y uvas. Estas frutas añaden una dulzura refrescante que contrarresta el perfil picante del queso.

  • Pan y frutos secos: El pan rústico y una selección de frutos secos, especialmente almendras y nueces, son compañeros clásicos. El pan proporciona una base sustanciosa, mientras que los frutos secos ofrecen un crujido contrastante y capas adicionales de sabor.

  • Platos cocinados: incorpore Cabrales en platos calientes como filetes o hamburguesas para darle más profundidad de sabor. También se derrite maravillosamente, lo que lo convierte en un complemento sabroso para salsas y platos horneados.: : 

    Tetilla: Una Delicia de Galicia

    La tetilla es un queso querido de la región de Galicia en España, conocido por su forma distintiva y textura cremosa.

    Origen e Historia

    Los orígenes de Tetilla se remontan a los exuberantes y verdes paisajes de Galicia, en el noroeste de España. Esta región es conocida por sus sólidas tradiciones agrícolas y su clima fresco y húmedo, ideal para la producción lechera. El nombre "Tetilla" significa "pecho pequeño" en español, en referencia a su forma única en forma de lágrima.

    Históricamente, el queso de Tetilla fue elaborado por agricultores locales utilizando leche de razas autóctonas de vacas gallegas, como Rubia Gallega, Frisona y Pardo Alpina. Estas vacas pastan en pastos ricos y verdes, lo que contribuye a la leche de alta calidad utilizada en la producción de Tetilla. El queso ha sido un alimento básico en la cultura gallega durante siglos y a menudo se disfruta durante festivales y reuniones familiares.

    Tetilla ha obtenido la Denominación de Origen Protegida (DOP), lo que garantiza que sólo el queso producido en determinadas zonas de Galicia y elaborado según métodos tradicionales puede etiquetarse como Tetilla. Esto protege la integridad y la calidad del queso, permitiéndole mantener su estimada reputación.

    Proceso de producción

    La elaboración del queso de Tetilla se inicia con la leche fresca de vacas gallegas. Esta leche se pasteuriza y luego se coagula utilizando cuajo animal. Una vez formada la cuajada, se corta en trozos pequeños para liberar el suero, que luego se escurre.

    La cuajada se coloca cuidadosamente en moldes que dan a Tetilla su característica forma cónica. Estos moldes tienen pequeños orificios para permitir que se escurra el suero adicional, asegurando que la cuajada se comprima correctamente. Después del moldeado, se sala el queso. Este paso es crucial para el desarrollo del sabor y también actúa como conservante.

    Luego, el queso tetilla se deja madurar durante un mínimo de diez días, aunque algunas variedades pueden envejecerse durante más tiempo para desarrollar un sabor más complejo. Durante este proceso de envejecimiento, el queso forma una corteza fina y cerosa que ayuda a proteger su interior cremoso. El producto final es un queso semiduro de color amarillo pálido y consistencia suave.

    Perfil de sabor y textura

    La tetilla es famosa por su sabor suave y mantecoso con sutiles toques de sal y un final ligeramente picante. La textura del queso es cremosa y untable, lo que lo convierte en una opción versátil para una variedad de aplicaciones culinarias.

    Cuando se corta, Tetilla revela un interior uniformemente suave y flexible. El queso tiene un delicado equilibrio entre cremosidad y firmeza, lo que le permite derretirse maravillosamente cuando se calienta sin perder su estructura. Este equilibrio hace de Tetilla una excelente opción tanto para platos fríos como para platos calientes derretidos.

    Sugerencias de maridaje

    El perfil suave y cremoso de Tetilla se presta para una variedad de combinaciones deliciosas. Aqui hay algunas sugerencias:

    • Vinos: La tetilla combina bien con vinos blancos ligeros y frescos, como el albariño o un sauvignon blanc joven. La acidez y frescura de estos vinos complementan la textura cremosa del queso.
    • Frutas: las frutas frescas como manzanas, peras y uvas son excelentes acompañantes de la tetilla. El dulzor natural de las frutas contrasta muy bien con el sutil sabor salado del queso.
    • Nueces y Miel: Un chorrito de miel o un puñado de nueces tostadas pueden realzar los delicados sabores de la Tetilla. El crujido de nuez y la dulzura natural añaden una agradable combinación de textura y sabor.
    • Panes: La tetilla es perfecta para untar sobre pan crujiente o galletas saladas suaves. Su textura cremosa hace que sea fácil de untar, agregando un elemento rico y mantecoso a su pan o galletas saladas.
    • Platos cocinados: La tetilla se derrite maravillosamente y se puede usar en una variedad de platos cocinados como sándwiches de queso asado, guisos e incluso como aderezo para pizzas. Se funde formando una capa suave y cremosa que realza el sabor general del plato.

    Estas combinaciones ayudan a sacar lo mejor del queso Tetilla, convirtiéndolo en un complemento versátil y delicioso para cualquier comida.

    Idiazabal: Sabores contundentes del País Vasco

    El queso Idiazabal es una apreciada especialidad del País Vasco, conocida por sus distintos sabores ahumados y a nuez.

    Origen e Historia

    El queso Idiazabal tiene sus raíces en las regiones del País Vasco y Navarra del norte de España. Este queso, que lleva el nombre del pequeño pueblo de Idiazabal, ha sido un alimento básico en la dieta local durante siglos. La producción de Idiazabal está profundamente ligada a las tradiciones pastoriles, ya que utiliza leche de ovejas Latxa y Carranzana, razas que han vagado durante mucho tiempo por las colinas del País Vasco y Navarra. Estas ovejas pastan en pastos exuberantes y llenos de hierbas, lo que contribuye al sabor característico del queso.

    La historia del queso Idiazabal se remonta a la antigüedad cuando los pastores elaboraban queso para conservar la leche durante la temporada de pastoreo. En 1987, Idiazabal recibió su Denominación de Origen (DOP), lo que garantiza que sólo los quesos producidos en regiones específicas y bajo estrictas directrices pueden llevar el nombre.

    Proceso de producción

    La elaboración del queso Idiazabal sigue un método tradicional que se ha ido perfeccionando a lo largo de generaciones. El proceso comienza con leche cruda de oveja de alta calidad, que se calienta a una temperatura específica antes de añadir cuajo natural para cuajar la leche. Una vez formada la cuajada, se corta en trozos pequeños para que suelte el suero.

    Después de escurrir el suero, la cuajada se coloca en moldes y se prensa para eliminar el líquido restante. A continuación, el queso se sala sumergiéndolo en salmuera o salando en seco la superficie. Este proceso de salazón no sólo realza el sabor sino que también ayuda a la conservación.

    Una de las características únicas de Idiazabal es su proceso de ahumado. Aunque no todos los quesos Idiazabal se ahuman, las versiones tradicionales se exponen al humo de leña de haya o cerezo durante varias horas, lo que les confiere un sabor ahumado distintivo. Luego, el queso se envejece durante un mínimo de dos meses, aunque se puede envejecer por más tiempo para desarrollar un sabor más intenso y una textura más firme.

    Perfil de sabor y textura

    El queso Idiazabal cuenta con un perfil de sabor complejo que refleja sus métodos de producción tradicionales y los ricos pastos del País Vasco. Los sabores principales son a nuez y mantequilla, con un pronunciado matiz ahumado en las variedades ahumadas. Además, Idiazabal tiene un ligero sabor picante y un toque dulce que equilibran el sabor general.

    La textura del Idiazabal es firme y compacta, lo que facilita su corte. A medida que envejece, el queso desarrolla pequeños ojos o agujeros y una textura ligeramente quebradiza. La corteza suele ser dura y su color puede variar desde amarillo pálido hasta un marrón ahumado más intenso, dependiendo de si el queso ha sido ahumado.

    Sugerencias de maridaje

    • Maridaje de vinos: Idiazabal combina maravillosamente con vinos tintos de cuerpo medio como Tempranillo y Rioja, que complementan sus sabores robustos sin dominarlos. Los vinos blancos como el albariño o el verdejo también son excelentes opciones, ya que su frescura y acidez equilibran la riqueza del queso.
    • Maridaje: Las notas ahumadas y de nuez del Idiazabal lo convierten en un acompañante ideal para embutidos como el chorizo ​​o el jamón ibérico. Este queso también combina bien con acompañamientos dulces como pasta de membrillo o mermelada de higos, que contrastan agradablemente con sus profundidades saladas. Para un maridaje más sustancioso, intente servir Idiazabal con pan crujiente, aceitunas y un chorrito de aceite de oliva de alta calidad. La combinación de texturas y sabores crea una experiencia de degustación deliciosa.

    Mahón: La Joya de las Islas Baleares

    El queso de Mahón , originario de las Islas Baleares, es una variedad distintiva y apreciada conocida por su sabor único y su rica historia.

    Origen e Historia

    La historia del queso de Mahón se remonta a la isla de Menorca, donde se elabora desde hace siglos. El queso lleva el nombre de la ciudad portuaria de Maó, que ha sido durante mucho tiempo un centro de tradición y comercio de queso. El clima, el suelo y la flora locales influyen significativamente en el sabor del queso, convirtiéndolo en una verdadera representación de su región. La elaboración del queso de Mahón está muy arraigada en la cultura rural de Menorca, con métodos y recetas transmitidas de generación en generación. Su prominencia histórica también está ligada al clima mediterráneo de la isla, que proporciona las condiciones ideales para el envejecimiento del queso.

    Proceso de producción

    El queso de Mahón se elabora tradicionalmente con leche de vaca, aunque algunas variantes incorporan una combinación de leche de vaca y de cabra. El proceso de elaboración comienza con el calentamiento de la leche y la adición de cuajo natural para coagularla. Una vez coagulada, la cuajada se corta y se coloca en moldes.

    Durante el proceso de prensado, la cuajada se voltea y se sala periódicamente, lo que permite que el queso comience a desarrollar su sabor característico. Después del prensado, el queso se deja madurar, a menudo sobre tablas de madera, en cámaras frescas y húmedas.

    Envejecimiento

    El proceso de envejecimiento del queso de Mahón varía, dando como resultado diferentes grados de firmeza e intensidad:

    • Tierno: Queso tierno con una curación de 2-3 meses aproximadamente. Es suave y cremoso con un sabor suave.
    • Semicurado: Variedad semicurada con una crianza de entre 4 y 6 meses. Tiene una textura más firme y un sabor más pronunciado.
    • Curado: un queso curado con más de 6 meses de envejecimiento, que ofrece un perfil de sabor robusto e intenso.

    Perfil de sabor y textura

    El queso de Mahón tiene un perfil de sabor complejo que depende de su edad. Mahón joven (Tierno) se caracteriza por su sabor suave, mantecoso y ligeramente salado, de color amarillo pálido y textura semiblanda fácil de cortar.

    El Mahón semicurado desarrolla un sabor más complejo y una textura firme, con un sabor a nuez y picante. Mahón (Curado) añejo se distingue por su textura dura, color amarillo intenso y sabor intenso, con notas picantes y picantes con un toque de sal marina, atribuido al entorno costero donde pastan las vacas.

    Sugerencias de maridaje

    El sabor versátil de Mahón lo convierte en un excelente candidato para varios maridajes:

    • Vino: El Mahón joven combina bien con vinos blancos frescos como el Albariño o el Chardonnay. Para variedades añejas, considere un vino tinto robusto como Rioja o incluso un jerez.
    • Frutas: las frutas frescas como uvas, higos o manzanas contrastan muy bien con el sabor salado del queso. Para Mahón añejo, los frutos secos aportan un maravilloso equilibrio.
    • Nueces: las almendras y las nueces complementan los matices de nuez del queso. El ligero amargor de las nueces realza la experiencia general de degustación.
    • Pan: una baguette crujiente o un pan rústico pueden proporcionar una base neutra que realza los sabores complejos del queso sin abrumarlos.
    • Embutidos: Cuando se sirve con carnes curadas como chorizo ​​español o jamón serrano, los sabores de Mahón se elevan, creando una mezcla armoniosa de sabores.

    Bono: Queso con Romero

    Esta sección profundiza en el exquisitamente singular Queso al Romero. Conocido por su producción detallada y sabores matizados, este queso ofrece una experiencia culinaria singular.

    Origen e Historia

    El queso con romero, aunque no tan universalmente conocido como el manchego o el cabrales, ocupa un lugar especial en las tradiciones queseras españolas. Sus orígenes se remontan principalmente a la región de Castilla-La Mancha, un paisaje famoso por su leche de oveja. Históricamente, los pastores cubrían el queso con romero local para darle sabor y conservarlo durante los viajes largos.

    Con el tiempo, esta práctica se convirtió en una tradición muy querida y la receta se transmitió de generación en generación. El aroma herbáceo del romero se convirtió en sinónimo de este tipo de queso, simbolizando el matrimonio entre la vida pastoril y la gastronomía española. Hoy en día, la tradición se ha extendido y varias regiones de España han adoptado y modificado ligeramente esta técnica de elaboración del queso, aportando un toque de autenticidad local a cada versión.

    Proceso de producción

    El proceso de elaboración del Queso al Romero es minucioso y muy arraigado en la tradición. Comienza con la selección de leche de oveja de alta calidad, típicamente de razas conocidas por su leche rica y sabrosa. La leche se calienta cuidadosamente y se mezcla con cuajo natural para iniciar la coagulación, formando la cuajada que se convertirá en el queso.

    Una vez cortada y escurrida la cuajada, se prensa en moldes para darle forma al queso. Este proceso se realiza asegurando que la textura se mantenga consistente y suave. A continuación se salan los quesos y se dejan madurar. Es durante esta fase de maduración cuando el papel del romero se vuelve fundamental. Los quesos están recubiertos con ramitas de romero fresco, lo que les infunde el sabor y aroma distintivos de la hierba.

    La maduración puede tardar desde varias semanas hasta algunos meses, dependiendo de la intensidad de sabor deseada. El romero no sólo aporta sabor sino que también actúa como conservante natural, contribuyendo a la longevidad del queso y previniendo el crecimiento de mohos indeseables en la corteza.

    Perfil de sabor y textura

    Queso con Romero ofrece una experiencia de sabor única que combina sin esfuerzo los sabores tradicionales de la leche de oveja con las cualidades aromáticas del romero. El perfil de sabor de este queso es una compleja interacción del sabor a nuez de la leche y un amargor delicado y aromático del romero. El sabor inicial es suave y ligeramente cremoso, dando paso a un final rico y herbáceo que perdura en el paladar.

    La textura del Queso al Romero varía según el proceso de envejecimiento. Los quesos más jóvenes tienden a ser más suaves y cremosos, con un sabor a romero más sutil. Por el contrario, las versiones añejas desarrollan una textura más firme y quebradiza y un sabor a hierbas más pronunciado. Independientemente de su edad, la textura sigue siendo lo suficientemente cremosa como para derretirse en la boca y al mismo tiempo proporcionar un bocado satisfactorio.

    Sugerencias de maridaje

    Maridajes de vino

    El queso con romero combina excepcionalmente bien con una variedad de vinos. Los vinos blancos con un toque dulce, como el Riesling o el Moscatel, complementan las notas herbáceas del queso y equilibran su ligero amargor. Para los amantes del vino tinto, un tinto de cuerpo ligero como un Pinot Noir funciona de maravilla, realzando los matices de nuez sin dominar el delicado sabor a romero.

    Combinaciones con Otros Alimentos

    • Frutas: Las frutas frescas o secas como higos, albaricoques y manzanas ofrecen un dulce contraste con el perfil sabroso del queso.
    • Nueces: Las almendras, nueces y nueces aportan una textura crujiente y un rico sabor, realzando los aspectos de nuez del queso.
    • Pan y galletas saladas: El pan artesanal de corteza firme o las galletas saladas de sabor neutro proporcionan una base perfecta que permite que el queso brille.
    • Hierbas: Las hierbas frescas como el tomillo y la salvia pueden complementar el romero, creando un plato herbáceo que deleita los sentidos.
    • Miel y Mermelada: Un chorrito de miel o una cucharada de mermelada de higos encima de una rebanada de Queso con Romero puede realzar su dulzor natural y agregar un delicioso contrapunto a las notas herbales.

    Consejos de almacenamiento

    Refrigeración adecuada

    Almacenar adecuadamente el queso es fundamental para mantener su calidad. La mayoría de los quesos españoles deben conservarse en el frigorífico. Sin embargo, es importante seguir estas pautas:

    • Envuelva el queso en papel encerado o papel pergamino para permitir que respire y evitar que se seque.
    • Coloque el queso envuelto en una bolsa de plástico suelta o en un recipiente exclusivo para guardar queso para mantener la humedad.
    • Guarde el queso en el cajón para verduras o en los estantes inferiores del refrigerador, donde la temperatura es más estable.

    Evitando el deterioro del queso

    Evitar que el queso se eche a perder implica varios pasos clave:

    • Revise el queso con regularidad para detectar signos de moho o malos olores. Parte del moho superficial de los quesos naturales se puede eliminar, pero el moho profundo o los olores fuertes pueden indicar deterioro.
    • Asegúrese de que los quesos blandos, como el Tetilla, se consuman dentro de una semana de su compra. Los quesos más duros, como el manchego o el idiazábal, tienen una vida útil más larga, pero aun así deben controlarse para evitar que se echen a perder.

    Queso Congelado

    Si bien no es lo ideal, el queso se puede congelar si es necesario. Sigue estos pasos para congelar quesos españoles:

    • Envuelva bien el queso en una envoltura de plástico o papel de aluminio para protegerlo contra quemaduras por congelación.
    • Coloque el queso envuelto en una bolsa para congelador con cierre, eliminando la mayor cantidad de aire posible antes de sellar.
    • Etiquete la bolsa con la fecha y el tipo de queso para realizar un seguimiento del tiempo de almacenamiento.

    Tenga en cuenta que la textura del queso puede cambiar ligeramente al descongelarlo, por lo que es mejor usarlo para cocinar o derretir después.

    Temperatura de servicio

    Deje que el queso alcance la temperatura ambiente antes de servirlo para realzar su sabor y textura. Retirar del frigorífico unos 30-60 minutos antes de servir, según el tipo y tamaño del queso. Este paso es crucial para que quesos como el manchego y el de Mahón disfruten plenamente de sus matices de sabores.

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